martes, 31 de marzo de 2009

Gente de pueblo (I)

Mal hijo
Cuando Frank llegó a su casa, su papá lo recibió con una orden: “Vienes para el cuarto que quiero conversar contigo”. Resignado, caminó detrás de él con la cabeza gacha. Ya se imaginaba lo que iba a pasar. Don Waio lo reprendería a gritos y tal vez le asestaría una que otra bofetada. Lo adivinaba en su mirada.
Había dado su segundo examen en el centro pre y sus chancees de ingresar a la universidad ahora eran nulas. El puesto 48 le avergonzaba a su padre a pesar de ser un profesor fracasado. En todas las veces que postuló a la carrera pública docente, terminó bochornosamente desaprobado y ahora se dedica a dictar clases en un colegio particular barato.
“Eres mi vergüenza. Si no quieres estudiar te largas de la casa. Yo no voy a mantener a vagos”. le dijo mientras lo golpeaba.
Con la bulla de la casa no se pudieron escuchar las cachetadas, los puñetes y las patadas. Frank salió llorando directo a la cocina donde preparaba el almuerzo su tía Chabela.
-Tía Chabela – le dijo Frank, con el semblante moreno, bañado en lágrimas - ¿usted cree que yo no sirvo para nada?
- Por supuesto que no hijo, tú vales mucho, ¿por qué me preguntas eso? – le respondió ella desconcertada.
- Mi papá me ha dicho que soy su vergüenza y que no sirvo para nada. Me voy a ir de la casa. – dijo Frank con la mirada llena de odio.
- ¡Tú papá te ha dicho eso!. – gritó doña Chabela llamando la atención de sus hijos, quienes veían un programa de televisión.
- Sí. Me ha dado de puñetes y dice que si no quiero estudiar que me largue de la casa. Pero yo no quiero estudiar Administración tía. Mi papá y mamá me inscribieron en esa carrera porque dicen que se gana harta plata y poder así algún día, devolverles lo que gastaron en mí – dijo Frank cabizbajo.
- ¿Eso te han dicho tus papás?. Deja hijo, que venga tu mamá voy a conversar con ella. Tú papá no ha debido tratarte así. – le dijo la señora Chabela.
Frank salió de la cocina deseando que su tía hubiese sido su mamá. Cómo ella mejor hubiese sido mi mamá. Nando y Cronwuel están viendo televisión. Ronny de seguro está durmiendo y Alex debe estar haciendo turno en el negocio jugando Warc Craft. Pero mi mamá siempre me dice en el cuarto que yo debo ser alguien en la vida, que no debo ser como los hijos de mi tía Chabela, que ellos no son nada. Pero creo que ellos así son felices.
En la cocina Doña Chabela siguió preparando el almuerzo a la vez que pensaba en las palabras que le diría a su hermana, la señora Nancy, quien no tardaba en llegar de su trabajo de secretaria en la empresa azucarera. Yo hasta ahora no me explico porque mi hermana sigue pensando así, si hemos sido criados en el mismo hogar. ¡Obligarlo a Frank a estudiar una carrera que da plata para que algún día le devuelva!.
Minutos antes de la una de la tarde, llegó la señora Nancy. A diferencia de otros días no se detuvo a saludar con un beso a Doña Lelis (su mamá) quien almorzaba en el patio. Se dirigió directo a su cuarto. La señora Chabela al verla llegar, no quiso perder tiempo, dejó lo que estaba haciendo y se fue tras ella. La puerta del cuarto estaba cerrada. Tocó, a la vez que la llamaba por su nombre.
- Nancy, abre que quiero conversar contigo.
- Espera un momento - le respondió.
al rato la señora Nancy abrió la puerta y la invitó a pasar.
- Nancy, hoy el Waio lo ha insultado y golpeado a Frank porque dice que no quiere mantener a vagos, ¿Cómo es posible eso Nancy? Frank me ha dicho llorando que se va a ir de la casa – dijo la señora Chabela.
- ¡Ay hermana! que se largue si quiere, a mí Frank ya me tiene harta. Yo le he dicho a Eduardo que le saque su mierda, ¡yo! – dijo la señora Nancy dándose golpes en el pecho – Yo le he dicho que lo agarre a patadas porque eso es lo que él quiere. No estudia. No asiste a la academia. Para metido en tus cabinas. Ha salido mal en los exámenes de la pre. Me está haciendo desperdiciar mi dinero. A ver si de esa manera entiende.
Doña Chabela enmudeció. Quiso responder, pero demoró en hacerlo. Entonces doña Nancy salió del cuarto dejándola sola.

sábado, 28 de marzo de 2009

Conversación retrospectiva

Ricardo tomó el Pablo en la Panamericana, frente a la residencial Leguía. Renegó porque era uno de los ómnibus más lentos. “Atrás hay asiento” le dijo el cobrador. Ubicó el lugar vacío y junto a él, distinguió a Juan, un viejo amigo. Caminó hacia el fondo con el carro en movimiento, observando rostros y topándose con ojos que lo miraban al pasar. Le divertía siempre ver quien se había bañado y quien no y pocas veces veía caras bonitas.
- Más allá compare
- ¡Habla!, ¿cómo estás, que es de tu vida?
- Ahí tranquilo. Y tú cómo estás?
- Ahí bien, dándole.
- ¿Y en que ciclo vas ya?
- En el octavo. Y en el séptimo y en el sexto. ¿Y tú?
- En el décimo. Y en el noveno y en el octavo. Jaja
- ¿Y qué novedades? ¿Que es de Oscar?
- Ese webón tiene su hembrita y con ella nomás para.
- Jaja. Creo que esa siempre fue su meta desde que estábamos en la academia, conseguir hembrita
- Sí ps, siempre andaba detrás de las chibolas, a todas les hablaba.
- Pero al menos tiene jerma. Tú seguro que hasta ahorita nada. Eras el mas cabro con las jermas.
- Jaja. Anda mierda.
- Sí oe, me acuerdo que te gustaban dos, una gringuita y una peliroja media rayada, que nunca te les mandaste. Después cuando la pelirroja se cambió a la pre, hasta allá te ibas, pero sólo para verla de lejos.
- Jaja. Sí, pero ahora ya tengo.
- ¿Sí? Y qué tiempo tienen.
- Dos meses
- Ah, o sea que recién te animaste.
- Nada. Ya he tenido otros agarres antes de ella... Tú webon, me acuerdo que Tatiana andaba templadaza de ti y tú nada.
- ¿Quién Tatiana?
- No te acuerdas. La flaquita que tenía su hermano mellizo. Que nos invitó para su cumpleaños en Bancarios.
- Ah ya!. Ah sí. Sí me acuerdo. Bonita. Pero era muy flaca. Yo flaco y ella flaca, imagínate, qué íbamos a parecer.
- Anda webon. Me acuerdo que su viejo llegaba a verla en un carraso.
- Jaja, o sea que era un buen partido.
- Jaja. Claro ps. Ella ahora está estudiando en la Usat.
- Sí me acuerdo de ella. Una vez yo estaba en la biblioteca leyendo y se sentaron frente a mí, ella con Cintya, con la que paraba, te acuerdas. Me hicieron la conversa y me preguntaron si tenía enamorada y cuando les dije que no, me dijeron: pero ya deberías andar buscando y Cintya me señaló con sus ojos a Tatiana y ella me miró sonriendo. Ta mare, ¿al menos me la hubiese agarrado no?
- Claro ps cojudo
- Así como tú ¿no webón?... Lo que pasa es que yo en ese tiempo andaba templadazo de Alejandra. ¿Te acuerdas de ella? La faraona le decían.
- ¿La faraona?. ¿Quién?
- No te acuerdas. Una que estuvo sólo dos meses. Resultó ser una mañosa. Una tremenda jugadora. Tenía su enamorado y aún así me dio entrada. Ya ni me quiero acordar de ella.
- Ah ya. ¿Una quijadona con buen culo que llegaba a verte a la salida?
- Sí ella. Un Domingo después de dar examen salimos juntos y así por así me dijo “Uy. Chau” y se alejó de mí para irse de la mano de un manganzonazo.
- Jajaja, que buena, o sea que se vaciló de ti y nunca nos contaste. Te puso los cachos.
- A mí no, al pata. No les conté por el roche ps... Ella sólo quiso agarrar conmigo, desde la primera vez que conversamos. Después lo tuve claro. Pero me cagó. Anduve mal. No podía creer que sea tan falsa. Esperé une semana a que venga a darme una explicación, pero nunca llegó. Después, tanto me habré templado de ella, que averigüe donde vivía y fui a buscarla, pero nunca me recibió. Sus hermanitos me preguntaban de parte de quien, les decía mi nombre, luego entraban y cuando salían, me decían no se encuentra.
- Te negaba.
- Sí. Ahora la veo chambeando en un estudio fotográfico en Balta. Pero ya para qué acercarme a ella, eso fue hace más de cinco años, aunque a veces lo pienso.

El cobrador se acercó a ellos haciendo sonar varias monedas. Pagaron su pasaje. La radio estaba prendida y se escuchaba una salsa que se mezclaba con el ruido estridente que hacía el motor del ómnibus. Reanudaron su conversación.

- Y ya no juegas play station, pachallo?
- Sí, me compré uno.
- Ah o sea que ahora te envicias solito.
- No, con la máquina, jaja. ¿Te acuerdas cuando todas las noches pagabas la media hora, pachallo?
- Sí, sí, sí, pachallo, todas las noches te hacía el mismo gol de sombrerito... ¿Oe y estás jugando fulbito?
- Webón, casi todos los días después de clases. Aquí traigo mi chor.
- Ta que yo a las quinientas juego. Ustedes en ingeniería son puros hombres no?. Pobrecitos.
- Sí, en mi aula sólo hay dos mujeres. A veces también jugamos poker, un día con una quina, gané cincuenta lucas.
- Chesumadre, con razón han empezado a pintar las bancas con tableros de damas, viciosos de mierda.
- Jaja....Oe y te acuerdas de Rosela y de Patty.
- Claro. A la Paty siempre la veía en enfermería. Ya no la veo.
- Ya terminó.
- Ah ya terminó...Oe, yo cada vez que la veía me acordaba de ustedes y me arrepentía...
- ¿Por qué?
- Porque tuve para estar con ella, pero por respeto a ustedes que eran mis patas y sabía que andaban templadazos de ella no me la agarraba.
- Quien yo!
- Tú también webón, no te hagas. A mi la Patty me vacilaba, pero era muy chibola y me espantaba su comportamiento.
- Recién salida del colegio ps. Oe pero yo nunca estuve templada de ella.
- Oe Juan no te hagas ps. Quieres que te haga recordar, tú con Óscar y el gordo Jhonathan sobre todo, andaban templados de ella, no jodas. Oe yo cada vez que la veía en aulas ya más madura con su jean apretadito y su cabello ondulado siempre suelto me hacía decirme que webón. Me acuerdo que una vez en la academia ya me estaba animando por agarrármela. Se iba a verme al aula al receso para conversar y un día fuimos al cafetín. Estábamos parados tomando gaseosa y entonces se me pega bastante y mete su pierna entre mis piernas. A mí me gustó eso. Pero me di cuenta que lo hizo por que al frente se acercaba Alejandra. Ella se paró al frente de nosotros y me llamó sonriendo.
- Le aburrió su enamorado y se fue a verte, jaja.
- Sí webón. No seas cruel ps mierda. ¿Y sabes lo que hice yo webón? La arrime a Paty con mi brazo a un lado para poder zafarme porque ya me tenía bien amarrado y sin decirle nada me fui con Alejandra. Era una semana que no venía a verme.
- Pobrecita.
- Sí. Así de templada andaba la Paty y no sé porque chucha te estoy contando, me ha dado cólera recordarlo, a veces nosotros no sabemos si estamos haciendo lo correcto, nos dejamos llevar nomás conchasumadre. Nunca más se me acercó la Paty.
- Sí ps... Pero las jermas más ricas de la Adeu andaban templadas de Ángel Barba ¿te acuerdas?
- Ah sí. Me acuerdo que Lucianita andaba templada de ese webón. Una vez me acuerdo que en clases me peñizcó el brazo de pura ansiedad. Yo voltee a verla porque dije: no, acá me desconozco, pero me pidió disculpas con los ojos brillosos puestos en el profe, que movía sus rulos frente a toda el aula. Oe pero el año pasado la vi en bola, tú la viste.
- Sí, qué y no adivinas de quien es el hijo.
- No. No me jodas webón, ¿del profe?. Ta que estúpida. O sea que en todo este tiempo estuvo detrás de él.
- Si ps. Oe pero dicen que el profe tiene más de cuatro hijos.
- Seguro las jermas se le regalan ps, el profe era piedrón.
- Sí debe ser y con una jerma como Luciana yo no lo dudo hermano, no me aguanto, me vengo adentro calatito.
- Jajaja. Sí. Luciana tenía un cuerpo excelente. 90, 60, 90. Yo anduve un tiempo con ella. Me gustaba su amiga Clara.
- Te gustaba la china. Con razón. Nosotros pensábamos que andabas perdiendo tiempo detrás de Luciana.
- No. Clara era bacán. Me gustaba su forma de ser, bien tranquila y a la vez alegre. Me escribía Tqm en todas mis separatas, a veces hasta quería llenar todas las hojas de mi cuaderno. Me acuerdo que nos sentábamos los cuatro con Norbel. Pero después de la nada un día, se sentaron en la primera banca y Clara empezó a ser esquiva conmigo.
- Sí me acuerdo que Norbel te fregaba con la china. Yo no lo creía porque a la firme, no pasaba nada con ella.
- Sí no. Pero yo soy así compare. A veces me enamoro de las jermas por su interior, por lo que son.

El Pablito se detuvo en los exteriores de la Universidad. Ricardo y Juan siguieron hablando mientras bajaban. Eran las 3 y 30, tarde para Ricardo, temprano para Juan.

- ¿Oe y con quien sales a chupar?
- Ahí con mis patas del aula. Tengo patas que viven en los pueblos y a veces me llevan a un matrimonio o un bautizo y me amanezco chupando.
- Uy en los pueblos ni que decir, comida y cerveza por montón.
- Y tú con quien te juergueas, o te has convertido en un pisao.
- Ta que no se si adivinaste. Yo estoy casado y con hijo.
- ... Te casaste y no invitaste a la boda webón.
- A nadie. Fue por civil en caleta. Pero te invitaré al bautizo de mi hijo ps. Es en pueblo.
- Uy bacán, espero la invitación entonces. Yo me voy por aca. Nos vemos cuídate.
- Nos vemos brother, cuidate.

Juan caminó hacia el pabellón de aulas deseando que el profesor no haya llegado para irse a jugar fulbito con sus patas. Ricardo, en cambio, ni bien se aproximó hacia su facultad experimentó otro tipo de nostalgia, una más dolorosa. Pensó en la chica de la que se ha enamorado recientemente. Cinco años estudiando con ella en la misma aula y recién la había conocido. Triste, se dijo: “Hoy tampoco la veré”.

jueves, 12 de marzo de 2009

Popo

Seis de la mañana. Mi día está por acabarse. Una jornada más de trabajo sin mayores contratiempos ni novedades. Diría que hasta tuve los mismos pasajeros de ayer. Jóvenes que sobreviven a su propio mundo con embriaguez, amantes resentidos con el amanecer y trabajadores víctimas de horas agitadas. Las caras parecen ser las mismas de todas las madrugadas. Rostros que hablan sólo en mis sueños. Voces que responden lo que mi imaginación pregunta y manos que rozan las mías al contacto de un pago ingrato. Creen que el servicio nocturno es normal, si creyeran lo contrario, pagarían más.
Me he acostumbrado al ruido de mi moto. Puedo hacerla cantar o hacerla chillar. Ahora canta pero cuando llegue a mi barrio chillará. Yo trato de hacerla siempre cantar, la trato con cariño, la llevo siempre por calles asfaltadas y no cargo bultos. No la implemento con nada porque sería entregarles carroña a las aves de rapiña. Sólo me acompañan mis pensamientos. La música llega por sí sola. Hoy la música llegó con mis recuerdos. No tuve ganas de hacer mi ruleta. Hoy, simplemente me estacioné frente al café de la tía julia y escuché tocar a la banda noctámbula. Sus canciones eran andinas. Melodías de paz. Viajé un momento al pasado, vi el pueblo donde nací, sus calles actuales, así como me las han contado y visité a mi abuela. Un pasajero me despertó. No quise llevarlo pero decidí hacerlo con la promesa de volver.
Al ver tocar a la banda nuevamente, pensé que tal vez ellos sí se ganan la vida haciendo lo que les gusta hacer. Entonces me pregunté desde cuando elegí el oficio de mototaxista. Con certeza me dije que fue tiempo después de salvarme de morir trabajando en una obra. Era albañil, obrero de construcción civil, estereotipo de ratero. Mi cuerpo no respondió aquel día y me caí desde el segundo piso. Mi familia se llevó un gran susto y me convenció de que ese no era trabajo para mí. Ahora pienso que debí estudiar algo, porque de todos modos siento que este trabajo tampoco es para mí. De igual forma me está matando poco a poco. A mí me gustaban los animales. Tal vez hubiese sido un buen veterinario.
No sé cuánto ganan los músicos de la calle, eran cinco. Tal vez no tanto como yo, pero se les veía muy a gusto tocando para la gente. Es agradable comer algo bueno, acompañado de buena música. Yo a veces como acompañado de los gritos de mi mujer, del llanto de mi hijo o de los últimos gemidos que se graban en la mente.
La noche estuvo nublada pero no llovió. El viento de la ciudad sopló con fuerza. Capital de la amistad le dicen a esta ciudad llena de rateros. Ellos demuestran su cariño con la gente trabajadora. Si eres palanca, tienes que sacar plata para el dueño, para la gasolina y para ti, ¿pero que pasa si un día eres víctima de tanto pandillero ladrón que hay?.
Mercachifles farsantes, putos y putas, fumones, policías malparidos y sobre todo mototaxistas.
No se sabe en qué horario hay más choro, en la tarde o en la noche. A mí me asaltaron en los dos turnos. Cuando tienes al pasajero, convertido de pronto en choro, apuntándote con un arma y ordenándote que le entregues todo lo que tienes, nada puedes hacer más que obedecer.
Recuerdo que me levantaba a las seis de la mañana y salía a recorrer la ciudad en busca de pasajeros. Luego regresaba a tomar mi desayuno a las diez. Y después, de nuevo salía a recorrer hasta la hora del almuerzo. Era demasiado tedioso. Ahora ya no. Ahora todas las noches a partir de las nueve, me cuadro en una esquina y espero a que lleguen los clientes. Ganaba al día 30 soles, ahora gano un promedio de 40 a 50 soles.
Eso es lo único bueno de este horario. Después también todo lo bueno puede ser malo y todo lo malo puede ser bueno. Las prostitutas de las calles. Los compañeros y sus propuestas. Las chiquillas regalonas. Los homosexuales desquiciados. Y los rateros que te hacen cómplices.
Estoy por llegar a casa. De seguro, después que me quede dormido, me interrumpirá el sueño el ruido de un motor malográndose y mis piernas entreabiertas bajándose por inercia de una moto imaginaria. Y yo dando un brinco en mi cama. Sólo ese temor me atormenta, ni siquiera lo que tendré que pagar por todos los pecados que he cometido el día de mi muerte. Todos somos verdugos de alguien en esta vida. Todos somos débiles. Mi mundo es así. Pero creo que hoy, al despertar a mi señora, no me sentiré mal, hoy me porté bien, hoy nada malo hice.