domingo, 24 de agosto de 2008

La decisión del indeciso


Este mes, me acusaron de “quedado” de manera injusta, y me sentenciaron en la sala penal de la chacota, como “el indeciso”. Apelé con varios argumentos: “no voy a quedarme sentado a esperar que me llamen”, “no me imagino trabajando al lado de apristas”, “prefiero quedarme a cambiarle los pañales a mi hijo, en vez de estar presionando rec toda la mañana, así uso más mis manos, sin ofender eh”, “ahí nomás, suficiente tengo con verlos en clase”… pero de nada sirvieron, entre miradas herméticas, me agregaron una más, a mi lista incomparable de sobrenombres, que si se les puede llamar así, marcaron una etapa más, en mi cíclica y burlada vida. Podría detenerme aquí a hacer un análisis de los tipos de apodo: según la apariencia física y según los comportamientos y actitudes, por citar uno de los más repetidos (y no míos por si acaso) “buitre viejo” y “giannarco”; pero sería restarle párrafos a “Los chicos de arriba”, lo que quiero - ahora que interpuse sin darme cuenta, la paradoja delante de mis máscaras - es dejar grabado en esta hoja, lo gracioso que me pareció todo, cuando descubrí, que había encontrado pruebas fehacientes para demostrar, que nada de lo que se me había acusado era cierto, y precisamente, paso en este momento a manifestar mi defensa:

El día viernes 8 de agosto, olvidándome que días antes había sido condenado a que se me recuerde a cada momento mi derrota, llamándome “el indeciso”, reuní a toda mi familia para comunicarles la más importante decisión que he tomado en toda mi vida. Aprovechando que mi hermana había llegado de vivista de EE.UU con mi sobrina, le pedí por favor que acompañe a mi mamá y a mi hermano a la mesa y me escucharan un momento, algo muy importante tenía que decirle. Como noté miradas de preocupación, les dije, para tranquilizarlos, que no se trataba de malas noticias. Y así reunido con mi familia, pasé a decirles más o menos lo siguiente: He venido diciéndole a todas mis amistades y a alguno de ustedes, que quiero llegar a ser escritor. Es un sueño que lo tengo desde que estaba en secundaria, y que ahora me está presionando, empujándome a escribir y a leer, para algunos de manera exagerada, y no me siento bien conmigo mismo porque ya quiero salir de la universidad y dedicarme sólo a escribir, cosa que no puedo. Por eso quería decirles que he tomado la decisión de dedicarme sólo a la literatura, hasta llegar a convertirme en el escritor que he soñado ser siempre. No, no pienso dejar la carrera, el periodismo me ha ayudado a tener una percepción más cercana de la realidad, pero una vez que termine, si me ven trabajando en otras cosas, sin ejercer, lo más posible creo, no piensen mal, he pensado buscar trabajos de medio tiempo, trabajos alimenticios, para que me de el tiempo que necesito para escribir. Y lo he decidido así, porque sé que como ahora, que no me siento tranquilo, ni feliz por no poder dedicarme sólo a lo que me gusta y ya quiero salir de la universidad, igual me voy a sentir después si le dedico mi tiempo a otras cosas que no sea escribir, estoy confiado de poder llegar a ser escritor, me he preparado bastante, incluso ya tengo 2 cuentos terminados, quiero terminar 15 bosquejos que tengo esperando y después empezar a publicar. Sí, con Kely ya hablé y me va a apoyar… y no escribiré buscando atención aquí, sino afuera. Afuera, afuera, o sea el extranjero, sí, esa es la línea que estoy siguiendo, aunque les suene imposible, no voy a ser un escritor telúrico o costumbrista o regionalista, conozco cuales son las cualidades que debo seguir para que mi escritos sean cosmopolitas, sí hermano, internacional, universal, este año cumplo 25 y siento que es mi tiempo y que lo estoy dejando escapar…

De esta manera espero ser indultado, que los jueces de la burla, dicten la sentencia y me absuelvan de todos los cargos por los que me encerraron en la celda del hazmerreír, donde siempre se estuvieron explayando retrospectiva y drásticamente, hasta recordarme y plasmarme en la cara, los precedentes de mi última acusación. Si de verdad fuera indeciso, no hubiese sido capaz de tomar esta decisión, hubiese vacilado al momento de enfrentarme a mi familia; pero la confianza con la que me he propuesto perseguir mi sueño me da la seguridad de saber dudar antes de dar un paso, para que sea el adecuado y no me desvíe del camino que me llevará a la meta que me he trazado.
Esperando ser absuelto, firma el escribidor.