viernes, 23 de enero de 2009

La Palería

Rezaron el himno nacional del Perú antes de iniciar la reunión. Izaron la bandera rojiblanca con orgullo y cantaron a la patria con la mano en el pecho. Luego cada dirigente entró al estrado improvisado con techo de plástico, y, micrófono en mano, proclamaron arengas a los campesinos: ¡El gobierno quiere entregar estas tierras a grupos de poder, no lo vamos a permitir!. Mientras tanto, niños de 2 y 3 años, jugaban descalzos en la tierra, a la vez que sus papas la tragaban en medio de la plaza. Yo escuchaba todo con subjetividad y tanto me identifiqué, que terminé defendiéndolos en una página central dos días después. ...Por ello, quienes no han pisado la tierra de estos agricultores y sólo la han visto desde el aire, ignoran cual es la verdadera realidad social de La Palería...
Los camarógrafos enfocaban a los comuneros cada vez que gritaban con las manos en alto. Terminado todo, repartieron comida a los asistentes. A los dirigentes y periodistas nos llevaron a una casa retirada a comer cuy (entero) con papas. Las puertas de entrada y salida, abiertas de par en par, dejaron entrar ventiscas de arena que terminaron de sazonar con la cruda realidad nuestro plato generoso. Como han visto señores periodistas, somos gente humilde, no estamos armados ni mucho menos hemos minado la tierra. Informen la verdad.
Sintiendo el polvo tapando mis oidos y mesclándose con mis legañas, dejé la cabeza del cuy, bebí coca cola , me serví un vaso de cerveza y escuhé a los presidentes de las rondas campesinas que habían llegado de otras ciudades discutir con los locales. Nunca mencionaron la muerte, sólo renegaron del Estado y de las infamias que el director de Inrena les adjudicó. El Bosque de Pómac albergaba también restos de antiguas civilizaciones, riquezas que han sido saquedas pero no por ellos. Nosotros al contrario protegemos las huacas, no permitimos que ingresen personas extrañas.
Aquel día llegué a la sala de redacción sudoroso, empolvado, y fatigado por el viaje. Del mismo modo llegaron mis compañeros el día que fueron a cubrir el desalojo. Yo estuve indignado por lo injusto que me pareció saber que botarían a esa gente. Ellos llegaron furiosos y a la vez algo traumatizados. Presenciaron la muerte de dos jóvenes policías. Escucharon los gritos de dolor del suboficial que recibió un balazo en el estómago y vieron caer de cara al que lo recibió en la cabeza. Fusiles AKM usados por francotiradores. Mi compañero que redacta la pagina policial, entró cojeando de la pierna derecha. Una bala le había rozado la pantorrilla. Contrariado, frente a la computadora recordé y busqué la mentira en las palabras de los comuneros. Nunca por nunca te lo iban a decir. Mandaron a los policías sin armas. Ese general que vaya despidiendose…